“Un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o desperdicia en el mundo”, detalla la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO). En cifras, cerca de 1.300 millones de toneladas de comida se despilfarran anualmente en el planeta.
De contrapartida se estima que casi “690 millones de personas padecen hambre, es decir, el 8,9% de la población mundial”, revela el informe del Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2020. Esta cifra muestra un aumento de 10 millones de seres humanos que no reciben la alimentación mínima en comparación con el año anterior y un alza de 60 millones de personas en el último lustro.
Y lo que es peor en las circunstancias actuales, “es probable que el estado nutricional de los grupos de población más vulnerables se deteriore aún más debido a las repercusiones socioeconómicas y sanitarias de la COVID-19”, anticipa el estudio.
El hombre (ser humano) es el único que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir, afirmó el escritor Mark Twain (1835-1910). Y tú, ¿cuánto aportas a este depilfarro? #DesafíoTierra @meteoredcl @futuro_360 pic.twitter.com/m1DNzR0mft
— Alejandro Sepúlveda Jara (@Sepulinares) March 16, 2021
Mientras la mayoría derrochamos, 1 de cada 9 seres humanos se desnutren. El desperdicio de alimentos ocurre durante toda la cadena productiva; desde el cultivo, pasando por la cosecha, el tratamiento, la distribución, el transporte, hasta llegar al . Es decir, tanto los agricultores, como las compañías, los distribuidores, los restaurantes, así como los consumidores, tenemos responsabilidad en la gran cantidad de comida que se derrocha.
El 45% de las frutas y los vegetales que se cosechan en todo el mundo se desperdician, así de contundente es la cifra que notifica Naciones Unidas (ONU). “La cantidad equivale a 3.700 millones de manzanas. También se desperdicia el 30% de los cereales (trigo, maíz, arroz, avena, etc.) y el 20% de la carne, lo cual equivale a 75 millones de vacas”, especifica el organismo.
Aunque la mayor parte de los alimentos se pierden antes de llegar a nuestro alcance, también es cierto que, día a día, aportamos nuestra cuota a este despilfarro exacerbado.
De hecho, para muchas personas esto se ha transformado en una pésima costumbre. Y cómo no, si compran más comida de la que necesitan, dejan que las frutas y los vegetales se descompongan o, simplemente, sirven porciones más grandes de las que pueden ingerir.
Ante esta realidad, la FAO recomienda una serie de medidas para tener en cuenta en nuestro diario vivir:
“El hombre (ser humano) es el único que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir”, afirmó el escritor estadounidense Mark Twain (1835-1910). Esta cita toma vigor ante lo expuesto en este artículo; pero no para todos, porque 1 de cada 9 personas en la Tierra no pueden comer padeciendo hambre, no pueden beber sintiendo sed y, aunque hablen teniendo mucho que decir, el mundo parece no oírlos.