El glaciar A23a, el más grande del mundo, se desintegra: un nuevo desafío para la vida en la Antártida

El iceberg más grande del mundo, el A23a, se fragmenta en miles de pedazos cerca de la isla Georgia del Sur en territorio antártico. Esta nueva etapa en su camino hacia el norte amenaza a ecosistemas clave y genera riesgos para la navegación.

A23a tapa
El iceberg más grande del mundo, el A23a, está en movimiento, y genera preocupación por su impacto ambiental.

El iceberg A23a, que es considerado el más grande del planeta con una superficie aproximada de 3.100 kilómetros cuadrados, se desprendió de la plataforma de hielo Filchner-Ronne hace casi 39 años, en 1986. Durante décadas, permaneció encallado en el mar de Weddell hasta que, en 2023, comenzó a desplazarse hacia el norte. En marzo de 2025, se detuvo a unos 100 km de la isla Georgia del Sur, en el Atlántico Sur.

Una nueva imagen satelital aportada por NASA ha revelado que el "megaberg", A23a, está comenzando a fragmentarse, generando miles de trozos de hielo más pequeños alrededor de la isla antártica de Georgia del Sur.

Tal como reporta Live Science, recientes imágenes satelitales captadas por el satélite Aqua de la NASA muestran que A23a está perdiendo integridad estructural, desprendiendo miles de fragmentos de hielo, especialmente en su borde norte. Este fenómeno, conocido como "edge wasting", transforma la zona en un campo minado de hielo flotante.

Uno de los fragmentos más grandes, denominado A23c, tiene una superficie de aproximadamente 130 kilómetros cuadrados. Aunque A23a sigue siendo el iceberg más grande, su desintegración podría llevar meses o incluso años. Desde 1986, año en que A23a se liberó y hasta ahora, el proceso ha demostrado cuáles son los tiempo para este tipo de eventos.

Ecosistemas en peligro

La islas Georgias del Sur albergan una rica biodiversidad, incluyendo colonias de pingüinos rey y focas. La presencia de A23a y sus fragmentos podría bloquear las rutas de alimentación de estas especies, obligándolas a recorrer distancias mayores y afectando su supervivencia. Aunque el proceso sea natural, existe preocupación por el impacto que eventualmente podría tener.

Georgias del Sur
A23a se observa en la imagen satelital flotando cerca de la Isla Georgia del Sur, a la derecha, en el Océano Antártico. Abajo a la derecha se encuentra A23c, un trozo de 82 kilómetros cuadrados que se desprendió del A23a y se desplazó hacia el sur.

En 2004, un evento similar con el iceberg A38 resultó en la muerte de crías de pingüinos y focas debido a la obstrucción de sus rutas de alimentación. La situación actual con A23a podría replicar este escenario, poniendo en riesgo a millones de animales en un ecosistema muy frágil como el de las Islas Georgias del Sur.

Además, el derretimiento de A23a podría alterar la salinidad y temperatura del océano circundante, afectando la cadena alimentaria marina y la distribución de nutrientes esenciales para el ecosistema. Como en tantas otras cuestiones naturales, un evento de magnitud desata otros que pueden tener impacto directo sobre el medio.

Riesgos para la navegación: navegar entre escombros de hielo

Los fragmentos desprendidos de A23a, algunos de más de 800 metros de ancho, representan un peligro significativo para la navegación en la región. Las embarcaciones deben extremar precauciones para evitar colisiones con estos bloques de hielo a la deriva, muchas veces en situaciones de escasa visibilidad.

El fenómeno también plantea interrogantes sobre el impacto del cambio climático en la estabilidad de las plataformas de hielo antárticas. El aumento de las temperaturas y las alteraciones en las corrientes oceánicas podrían estar acelerando la desintegración de icebergs como A23a.

La comunidad científica continúa monitoreando la evolución de A23a para comprender mejor los procesos que rigen la dinámica de los grandes icebergs y su influencia en los ecosistemas marinos y el clima global. Por ahora el proceso de A23a es un gran laboratorio a cielo abierto.