El Día Internacional de los Manglares fue adoptado por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 2015. Estos ecosistemas son imprescindibles porque aportan beneficios para el bienestar, la seguridad alimentaria y la protección de comunidades costeras en todo el mundo.
Se decidió que los manglares tengan un día conmemorativo para motivar a las comunidades de regiones tropicales costeras y organizaciones a tomar cartas en el asunto, y a emprender acciones que contrarresten su acelerada degradación; ya que suelen pasar desapercibidos en las estrategias más resonantes de preservación del medio ambiente, pero lo cierto es que son extremadamente ricos en biodiversidad, y debemos protegerlos.
Es un área formada por árboles muy tolerantes a las sales existentes en la zona intermareal cercana a la desembocadura de cursos de agua dulce en latitudes tropicales y subtropicales. Así, entre las áreas con manglares se incluyen estuarios y zonas costeras.
Esta formación vegetal leñosa, densa y arbórea de 1 a 30 metros de altura, está compuesta de una o varias especies de mangle y con poca presencia de especies herbáceas y enredaderas. Están presentes en 123 países del mundo.
Existen cuatro tipos de manglares:
Los manglares albergan una diversidad espectacular de flora y fauna, garantizan la seguridad alimentaria de las comunidades locales, proporcionan productos forestales y sustentan la pesca.
Son un tipo de humedal costero que brindan: alimento, refugio y crecimiento a crustáceos jóvenes, por lo que sostienen gran parte de la producción pesquera. Alrededor del 75 % por ciento de las especies de peces comerciales pasan parte de su ciclo de vida en manglares.
Son un hábitat de cría valioso para peces y crustáceos, y también una fuente de alimento para monos, ciervos, aves y muchísimos otros animales. Son una fuente de néctar para las abejas, y el sustento de comunidades complejas en las que interactúan miles de otras especies.
También son utilizados como combustible (leña), poseen un alto valor estético y recreativo, actúan como sistemas naturales de control de inundaciones y como barreras contra huracanes e intrusión salina, controlan la erosión y protegen las costas, mejoran la calidad del agua al funcionar como filtro biológico.
Además contribuyen en el mantenimiento de procesos naturales tales como respuestas a cambios en el nivel del mar, mantienen procesos de sedimentación y sirven de refugio de flora y fauna silvestre, entre otros.
Una de las principales amenazas para los manglares es la destrucción del hábitat para el desarrollo costero y la acuicultura. Por ejemplo, sólo en Filipinas, más del 50 % de los manglares se han perdido desde 1918, en gran medida como resultado del establecimiento de estanques para la acuicultura.
La contaminación y la sobreexplotación también están reduciendo los servicios ecosistémicos que brindan los manglares. Los cambios en las condiciones locales del agua causados por las represas, el riego y la contaminación aguas arriba han provocado la pérdida de muchos manglares.
También el aumento del nivel del mar como consecuencia del calentamiento global, es un desafío a más largo plazo. Estimaciones actuales indican que la cobertura mundial de manglares se ha reducido a la mitad de la superficie original en los últimos 40 años.
Según los resultados de un estudio realizado en 2016 por la istración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, los desechos marinos pueden provocar la muerte de los animales que viven en los manglares y suprimir el hábitat; los montículos de basura en los canales de marea pueden ser perjudiciales para los hábitats cercanos a la costa y sus especies asociadas; la basura puede inhibir el arrastre de mareas y aumentar los niveles de salinidad, estresando el hábitat.
Incluso también surge un impacto económico local directo negativo, cuando se da a conocer que los manglares de una zona están contaminados, los turistas se alejan y es notable la reducción de ingresos.
Antes de plantar nuevos manglares para intentar forzar su recuperación, es importante comprender la causa de la degradación o desaparición de los bosques. Cuando el motivo de la afectación puede eliminarse, como es el caso de la contaminación y la sobreexplotación, los manglares pueden recuperarse de forma natural.
Cuando la recuperación requiere la intervención humana, es importante seguir pasos clave, como involucrar a las comunidades locales, seleccionar plántulas nativas y establecer un vivero en funcionamiento. Para obtener más información, consulta las Directrices para la restauración de manglares del PNUMA que detallan cada paso del proceso.
Los manglares, hogar de especies raras y coloridas, son fundamentales para la #AcciónClimática.
— Programa ONU Medio Ambiente (@unep_espanol) July 26, 2024
️ Pero están desapareciendo.
En el Día de Defensa del Ecosistema de Manglar y cada día, únete a la #GeneraciónRestauración para protegerlos:https://t.co/aDJtLCNMuJ pic.twitter.com/xqlE2iXjcg
En Kenia, Madagascar, y en otros lugares del mundo, hay comunidades que han reconocido la contribución de los manglares a sus propios medios de vida y están participando activamente en la reforestación y la educación para prevenir la explotación y garantizar el sustento de las generaciones futuras.
Es importante reducir y controlar las fuentes terrestres de contaminación de los manglares para garantizar que sigan prestando valiosos servicios ecosistémicos a las comunidades costeras y al mundo.