“El equipo de medición de dióxido de carbono que mantiene el famoso récord de la Curva de Keeling se quedó sin energía a las 6:30 pm del 28 de noviembre y actualmente no está registrando datos”, dijo en un comunicado la Institución Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego. La noticia conmocionó a la comunidad científica ya que es el lugar de referencia donde se mide oficialmente la cantidad de CO2 que tiene la atmósfera y sus datos son de un valor enorme para monitorear los gases de efecto invernadero.
We are keeping an eye on the NCAR Mauna Loa Solar Observatory (MLSO) in light of the volcanic eruption. Currently, our staff are safe & the flow has not posed a threat to our facility. The safety of our staff is of the utmost importance.
— National Center for Atmospheric Research (@NCAR_Science) November 30, 2022
Green circle: MLSO, Nov 28
1/2 pic.twitter.com/9LIhmEXKZe
El Observatorio de Mauna Loa se encuentra a 3.400m de altura, muy cerca de la cima del volcán activo más grande del mundo. El sitio fue elegido por el difunto científico Charles David Keeling, quien determinó que era el lugar ideal para medir el CO2 debido a su relativo aislamiento y paisaje libre de vegetación. Ha estado registrando concentraciones atmosféricas del gas que calienta el planeta desde 1958 y es de donde se obtiene la información para crear la famosa curva de Keeling, un gráfico que muestra el aumento constante de carbono en la atmósfera en las últimas décadas.
En el último comunicado se informó que la lava ya había cortado el de ingreso y había dejado sin suministro eléctrico el Observatorio de Mauna Loa. “Todo el personal de la NOAA en el observatorio está a salvo”, aclararon, “pero las instalaciones no son accesibles”. Esta no es la primera vez que la lava brota del volcán, ya ocurrió en 1843, 1852, 1855–1856, 1880–1881, 1899, 1935–1936, 1942 y 1984, pero esta vez es diferente: es la primera vez que el foco de la erupción está relativamente cerca de los sensores.
Este registro ha sido llamado la Curva de Keeling (@Keeling_curve ), en referencia a Charles Keeling que fue quien inició estas mediciones en Hawái en 1958.
— Fundación Geonautas (@geoctt) November 30, 2022
Esta curva nos muestra inequívocamente el sostenido aumento de CO2 en la atmósfera terrestre. pic.twitter.com/a4gVCFp9cK
Los científicos del observatorio ya están buscando un lugar alternativo y provisorio en la isla para colocar los instrumentos y volver a tener mediciones. “Tendremos que trabajar mucho para demostrar que los datos sustitutos son comparables. Nuestro trabajo a partir de este evento se va a extender durante algunos años más", declaró el investigador Ralph Keeling.
Los volcanes emiten muchos gases, y el dióxido de carbono es uno de ellos, por lo que es lógico pensar que, si la erupción está cerca, los instrumentos del observatorio medirán un rápido incremento del CO2. “Si el sistema de análisis estuviese funcionando, registraría un aumento del dióxido de carbono cuando el viento soplase desde el lugar de la erupción. Sin embargo, cuando el viento sopla en otras direcciones, las mediciones no se verían afectadas”, señala Dlugokencky.
Estas alteraciones serían algo puntual y sin efecto en las mediciones generales del Observatorio de Mauna Loa puesto que éste no mide las concentraciones locales de CO2, sino la llamada concentración de CO2 de fondo. Está situado en lo alto de este volcán en el medio del océano precisamente para evitar la mayor parte de las interferencias y de las fuentes locales de contaminación. Además, desde el principio ha estado preparado para detectar alteraciones producidas por emisiones locales, como las de una erupción, y corregirlas en sus registros.