La guerra de Ucrania trae un nuevo tipo de contaminación plástica impensada

Las líneas de combate en la guerra de Ucrania están cada vez más marcadas por el uso masivo de drones y tecnologías de conectividad. Expertos advierten que esta transformación en el campo de batalla podría tener serias consecuencias tanto para las personas como para la fauna silvestre.

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Los drones se han utilizado ampliamente en la guerra de Ucrania

El uso de drones en la guerra de Ucrania está generando una nueva forma de contaminación plástica, a medida que kilómetros de cables de fibra óptica se esparcen por los ecosistemas y afectan las actividades humanas cerca de las líneas del frente.

La guerra que Rusia sostiene en territorio ucraniano depende en gran medida de estos dispositivos no tripulados, que, según la ONG Observatorio de Conflictos y Medio Ambiente (CEOBs), han llegado a ser responsables de hasta el 80 % de las bajas en algunas misiones de combate.

Tanto Ucrania como Rusia han desarrollado sistemas de guerra electrónica cada vez más sofisticados. Para evitar que los drones sean interceptados o neutralizados mediante estas tecnologías, se incorporó una innovación: los cables de fibra óptica. Estos drones, conectados físicamente a su base mediante un carrete de fibra, se usan en una sola misión y luego se descartan. Según CEOBs, ya se convirtieron en la norma.

Cada uno de estos carretes puede transportar entre cinco y 20 kilómetros de cable, aunque algunos alcanzan hasta 41 kilómetros, agrega la organización.

Los materiales utilizados hacen que sea difícil identificarlos y es poco probable que se degraden de forma natural, y ya cubren vastas franjas de hábitats importantes.

En las zonas donde operan varios drones al mismo tiempo, es común que grandes cantidades de cables queden tendidos sobre el terreno, especialmente en las áreas más cercanas al frente de batalla.

En regiones con combates activos, estos cables casi nunca se recuperan y suelen terminar dañados por explosiones o incendios. Incluso si se intentara reciclarlos más adelante, su composición —una mezcla de plásticos y otros materiales— hace que ese proceso sea particularmente difícil.

Las áreas afectadas por esta nueva forma de contaminación abarcan una gran variedad de hábitats y usos del suelo. Esto implica posibles impactos en diversas industrias, como la maquinaria agrícola o los vehículos forestales, incluidos aquellos destinados al combate de incendios.

Además, los cables pueden enredarse en las ruedas de los vehículos que se utilizan para detectar y remover minas terrestres, advirtió CEOBs.


Amenazas a la vida silvestre

Los impactos ambientales, tanto inmediatos como a largo plazo, del tendido de kilómetros de cableado todavía no se conocen con certeza, pero el Observatorio de Conflictos y Medio Ambiente (CEOBs) ya expresa varias preocupaciones.

Entre los posibles riesgos, se incluye la liberación de microplásticos a medida que los cables se degradan, la contaminación por sustancias químicas peligrosas como los PFAS -conocidos como “químicos eternos”- y la amenaza para la fauna silvestre, que puede quedar atrapada o sufrir heridas por enredos con los restos del cableado.

Los cables de fibra óptica son livianos, muy resistentes y, una vez abandonados en el terreno, pueden representar un serio peligro para la fauna silvestre. Aves, murciélagos y mamíferos terrestres corren riesgo de enredarse, lo que puede afectar su movilidad, dificultar su a hábitats clave o a fuentes de alimento, e incluso provocar lesiones graves.

Según CEOBs, estos cables podrían permanecer en el ambiente durante más de 600 años, lo que los convierte en una amenaza persistente y a largo plazo.

Los especialistas comparan el daño potencial con el de los aparejos de pesca abandonados en los océanos: sogas y redes que se enredan en el cuerpo de los animales, causándoles amputaciones, asfixia o incluso la muerte por inanición.

Redes peligrosas

Charlie Russell, investigador de la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido, advirtió que la vida silvestre en Ucrania enfrenta múltiples impactos por el conflicto, muchos de los cuales podrían extenderse durante décadas.

“Los cables de fibra óptica usados por los drones se extienden por amplias zonas de hábitats boscosos y periurbanos, formando verdaderas trampas entre árboles y claros. Representan un riesgo importante de enredo y muerte para muchas especies, incluidas aves y murciélagos en peligro”, señaló.

Según Russell, los materiales con los que están hechos estos cables dificultan su detección y su degradación natural. Ya cubren grandes extensiones de hábitats clave, y su remoción será un desafío complejo, pero esencial para cualquier esfuerzo de conservación en el período posterior a la guerra.