La fiebre aftosa es una enfermedad viral muy contagiosa que afecta a animales de doble pezuña. Se caracteriza por fiebre y ampollas en boca, nariz, pezones y patas. El periodo de incubación puede ser tan corto como 2 a 5 días (más probable) o tan largo como para llegar a los 14 días.
La enfermedad es de curso agudo y de rápida transmisión y se conocen 7 cepas de virus: O, A, C, SAT 1, SAT 2, SAT 3 y Asia 1. Algunas de mencionadas desarrollaron variantes en los últimos años y las cuatro últimas nunca han sido detectadas en el continente americano. La enfermedad existe en todo el mundo y es endémica en África, Asia, Medio Oriente y algunos países de la Europa Oriental.
Si bien es una zoonosis, su ocurrencia es muy rara en los seres humanos. Sin embargo, al ser transmisible por productos y subproductos esto condiciona severamente el comercio de carne a nivel global, por las restricciones impuestas principalmente por países de estatus libre sin vacunación.
Vale recordar que la vacunación se realiza en dos períodos y que aquellos animales que se encuentren enfermos o aparentemente enfermos, no deben ser vacunados. Un animal vacunado contra la fiebre aftosa requiere mayor dosis de exposición para infectarse y si se infecta, el virus se multiplica en menor proporción, por lo tanto tiene menor probabilidad de enfermar
El primer Plan Nacional de Erradicación de la Fiebre Aftosa data de 1990 y permitió interrumpir el programa de vacunación en el año 1999 por lo que se obtuvo el reconocimiento de la OMSA de “País Libre de Fiebre Aftosa sin Vacunación” en el año 2000. Ante el reingreso de la enfermedad se rediseñó el plan de trabajo incorporando una nueva tecnología de vacuna y estrategias acordes a los últimos conocimientos de la epidemiología de la enfermedad.
Luego ocurrieron una serie de eventos en zonas de frontera, lo que llevó al país a diagramar un esquema de trabajo específico con monitoreo y control en los puntos críticos. Esto derivó en un nuevo programa regional que llevan adelante los servicios sanitarios de Paraguay, Bolivia, Brasil y Argentina con la Coordinación del Centro Panamericano de Fiebre Aftosa/OPS‐Cuenca del Plata.
Para las especies bovinas y bubalinas hoy en día se utiliza una vacuna tetravalente controlada por el SENASA, que contiene las cepas O1 Campos, A24 Cruzeiro, A Argentina 2001, C3 Indaial. Para su aplicación, el organismo sanitario argentino delega la ejecución de las campañas de vacunación en entidades sin fines de lucro integradas por representantes de las asociaciones de ganaderos, veterinarios privados e instituciones zonales.
La vacuna tetravalente -contra cuatro cepas- la produce un laboratorio local que tiene una amplia porción del mercado. Luego existe otro laboratorio también nacional pero su market share es mínimo. Ante el reclamo de varias entidades de productores, el Gobierno decidió importar las vacunas que utilizan los países de la región, que vacunan contra dos cepas.
De acuerdo a la Resolución N° 609/2017, nuestro país permite la importación, exportación, elaboración, tenencia, distribución y expendio de productos destinados a prevenir la Fiebre aftosa, los cuales deben ser autorizados por el Senasa.
— Senasa Argentina (@SenasaAR) March 20, 2024
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El SENASA, como máximo organismo sanitario aprobó las vacunas bivalentes ya que considera que cumplen los requisitos para proteger al rodeo bovino de la enfermedad. Ahora, serán los productores los que tendrán la opción de definir qué vacuna aplicar.
Este acontecimiento fue celebrado por el sector ganadero ya que además de contar con mas opciones, se presume que regulará los costos de las vacunas a la baja, algo que se había descontrolado por la situación de monopolio que había en el mercado.