La temperatura del agua de una piscina es crucial para garantizar una experiencia placentera y segura. No todos disfrutan del agua a la misma temperatura y lo que es ideal para unos puede ser incómodo para otros.
La percepción de la temperatura del agua varía según la tolerancia al frío o al calor de cada persona. Sin embargo, se considera que la temperatura óptima del agua de una piscina residencial debe estar entre los 24 °C y 30 °C. Por debajo de 24 °C, el agua puede sentirse fría, mientras que por encima de 30 °C, puede resultar demasiado caliente, más adecuada para spas o aguas termales.
Con estos parámetros, se podría determinar que existen ciertos estándares preestablecidos según la actividad que se realiza en el agua.
Para aquellos que desean disfrutar de su piscina -durante más meses al año, una bomba de calor es una inversión esencial. Las bombas de calor modernas, especialmente las que incorporan tecnología Inverter, son eficientes y silenciosas, permitiendo climatizar el agua a la temperatura perfecta sin un consumo excesivo de energía.
Si lo que uno quiere es minimizar el impacto, es recomendable utilizar cobertores para piscinas durante las lluvias. Esto no solo ayuda a mantener la temperatura, sino que también reduce la evaporación y mantiene el agua limpia por más tiempo.
Mantener la temperatura adecuada del agua es esencial para asegurar el confort y la seguridad de todos los s de la piscina. De hecho, esta comprobado que al menos se necesitan 24 °C para sentirse a gusto.
Una de las preocupaciones que existe acerca del agua de lluvia en la pileta es que deteriora el estado de la piscina, y eso en cierta medida puede ser posible porque en realidad puede diluir los productos químicos y de esa manera afectar el pH. Pero la principal duda radica en si realmente las precipitaciones pueden influir en la percepción de la temperatura del agua.
¿Cuánto puede enfriarse una piscina tras una fuerte tormenta? Pues muy muy poco. ️️
— Benito Fuentes (@metbeni) August 1, 2024
Abro hilo pic.twitter.com/2a02MKIjgN
Benito Fuentes (@metbeni), meteorólogo español, planteó esta duda en la red social X y sin prisa pero sin pausa, buscó algunas respuestas con base en la ciencia. Según puede leerse en su timeline, detalló que “el otro día una tormenta descargó 30 l/m2 (mm). Pensé que el agua de la piscina debería estar fría la mañana siguiente pero me equivoqué. Resulta que no hice cálculos y me dejé llevar por mi intuición”.
El experto meteorólogo analizó que una piscina de 5x20 metros y 1,5 de profundidad posee un volumen total de 150 m3, por lo tanto alberga 150.000 litros de agua. Al mismo tiempo, repasó que “una tormenta que descarga 30 l/m2 deja (en la misma piscina) un total de 3000 litros.
Sin embargo, el meteorólogo no se quedó sólo con esa información y comenzó a hacer más cálculos para tener precisiones extra acerca de la temperatura del agua antes de las precipitaciones y cuál sería el impacto real tras la mencionada cantidad de agua caída. Según el razonamiento de Fuentes, suponiendo que el agua de la piscina se encuentra en 25 ⁰C y el agua de lluvia a 15 ⁰C. tras la tormenta y la mezcla, la piscina se habrá enfriado… ¡2 décimas de grado!
Con esta comprobación científica y matemática, no quedan dudas: el agua de lluvia no impacta en la temperatura de la piscina. Para que la temperatura cambie, debería llover tanto que sin dudas la preocupación ya no sería esa.