A las dos horas de despegar del Aeropuerto Internacional Kingsford Smith en Sidney, el más grande de Australia, el vuelo LA800 de LATAM Airlines sobrevolaba el Mar de Tasmania cuando inesperadamente sufrió un grave incidente que dejó como resultado 50 pasajeros heridos, forzando un aterrizaje de emergencia en Auckland, Nueva Zelanda.
La moderna aeronave, un Boeing 787-9 Dreamliner, que transportaba 263 pasajeros y 9 tripulantes sufrió un descenso abrupto e inesperado en vuelo. Por la violencia de este, los pasajeros y tripulantes de cabina que no llevaban puesto el cinturón de seguridad literalmente “volaron” por la cabina, en medio de escenas de pánico de los pasajeros, mientras la tripulación los asistía tratando de llevar calma.
Al aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Auckland, los servicios de emergencia asistieron a los 50 heridos, la mayoría de ellos con heridas y contusiones leves. Doce de ellos, debieron ser trasladados a un centro de salud y de los cuales dos aún continúan hospitalizados.
El vuelo LA800 de LATAM, partió de Sydney rumbo a Auckland, la única escala antes del destino final, Santiago. El vuelo, de unas 17 h de duración en total, transcurría con total normalidad cuando, a las dos horas de despegar, experimentó lo que algunos pasajeros describieron como una caída libre.
Ese movimiento inesperado y severo, causó que el avión descienda unos 100 metros en apenas tres segundos, lo que da una idea de la violencia de la caída. El resultado, fue que tanto los pasajeros como tripulantes que no llevaban ajustados sus cinturones de seguridad experimentaran brevemente períodos de gravedad negativa, similar a la sensación que se experimenta en lo alto de una pendiente en una montaña rusa, a momentos de fuerte gravedad, empujando a la gente contra el asiento.
Estos violentos movimientos, hicieron que aquellos pasajeros y tripulantes que no llevaban puesto el cinturón de seguridad, saltaran de sus asientos chocando contra el techo y volando de un lado a otro.
Según testigos, mientras que la mayoría sufrió sólo magullones, hubo pasajeros con lesiones en la cabeza y cuello, e inclusive otros con huesos rotos. Los golpes en el techo con la cabeza y hombros, hicieron que partes del interior de la aeronave quedaran abolladas o rotas, incluso con manchas de sangre.
“LATAM lamenta los inconvenientes y lesiones que pueda haber causado esta situación a sus pasajeros, y reitera su compromiso con la seguridad como prioridad dentro del marco de sus estándares operativos”, rezaba el comunicado emitido por la empresa.
Las investigaciones comenzaron rápidamente, y desde la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) se informó que nombrará un representante acreditado en ese país para participar de la investigación que estará a cargo de la Comisión de Investigación de Accidentes de Nueva Zelanda.
En la madrugada de este 12 de marzo, fue recuperada la caja negra del avión siniestrado. La información que contiene es clave para comprender lo que ha sucedido, descartar hipótesis y contribuir a la mejora de la seguridad en las operaciones aéreas.
Las hipótesis hasta el momento son tres:
En unos días sabremos con precisión qué fue lo que sucedió en el vuelo LA800.
Sea cual fuere el motivo del incidente, este nos recuerda la importancia de llevar siempre ajustado el cinturón de seguridad en vuelo.